En el esbozo anterior abordamos el tema de la prevención social, conflicto y solución, y en una pauta de enlace entre un tema y el presente existe una relación entre ambos en la prevención social de la violencia, pues una buena parte de los conflictos que se generan día a día en no pocas ocasiones escalan a niveles no deseables y terminan convirtiéndose en verdaderos dolores de cabeza y sin sabores por no abordarlos de manera adecuada mediante una comunicación asertiva y una escucha activa, mismas que todas y todos debemos practicar para generar entre otras cosas un mejor entendimiento y por ende una prevención social de la violencia.
De lo anterior viene a mi mente una historia que se asienta en el libro más leído del mundo como lo es la biblia, respecto a la torre de Babel, y esa historia nos cuenta que fue una gigantesca edificación construida por los descendientes de Noé, con el propósito de llegar al cielo. Por lo que el creador considero eso como un acto de arrogancia y decidió castigarlos e hizo que cada una de las personas hablase un idioma distinto, haciendo imposible con eso que se pusieran de acuerdo para continuar el propósito de la construcción de la torre y en consecuencia las personas abandonaron la idea de continuar con dicha construcción, y se dispersaron por el mundo, lo que dio origen a las distintas lenguas que hoy conocemos.
Y es que cuando examinamos de donde viene la palabra comunicación dilucidamos que tiene la misma raíz de comunidad, de comunión, es decir, nos habla de la vida junta, de lo que somos capaces de lograr compartiendo un mismo idioma. Entonces pues comunicarnos es mucho más que hablar y oír y si eso bastara entonces pues podríamos entendernos con personas que hablan idiomas que muchos no hablamos, ya sea quienes hablan en japonés, inglés, portugués y por supuesto nuestro idioma el español, y en términos generales los cuatro hablan, y escuchan, sin embargo, no podríamos llamar a eso comunicación entendida aun y cuando exista la intención de la comunicación entre cada uno de los anteriores hablantes, ya que cada uno de ellos no domina el idioma de los otros. Cada uno de nosotros desde nuestro alumbramiento tuvimos esa necesidad de comunicarnos y en los primeros años fue a través de sonidos y lenguaje no verbal y pasados esos primeros años nos enseñaron y aprendimos a hablar de niños y tenemos la capacidad de oír. Y las preguntas que cabe hacernos son ¿Podemos decir que sabemos comunicarnos, que somos capaces de entender al otro, de ser empáticos es decir tener la capacidad de ponernos en su lugar, de verlo a los ojos y que sepa que lo entendemos? ¿Sabemos negociar y construir significados?.
De lo anterior tenemos que reflexionar sobre los elementos que componen la comunicación, así como los roles que jugamos, de igual forma las intenciones que perseguimos. Es decir tendremos que reflexionar y sobre todo reaprender mejores técnicas para expresarnos, para escuchar y no sólo para oír, para comprender y ser comprendidos, pues la importancia que tienen la comunicación asertiva y la escucha activa en la prevención y en la transformación de conflictos son entre otros los beneficios de aprender a dialogar, es decir, a encontrarnos verdaderamente con la otra persona a través de la palabra, pues precisamente el diálogo es el espacio en donde nos encontraremos con la otra persona de forma adecuada.
Aunque igualmente habrá que asentar que comunicarnos de manera asertiva no garantiza que no habrá conflictos, pero nos da las herramientas necesarias para abordarlos de una mejor manera, pero se necesita ser razonables para comunicarnos de manera asertiva, pues implica reconocernos vulnerables y necesitados de los demás, también implica ser capaces de poner sobre la mesa nuestros sentimientos y emociones, además de hacer a un lado nuestros prejuicios y nuestra necesidad de tener la razón buscando de forma sincera comprender y ser comprendidos, y lo anterior bien vale la pena, pues es la única manera de construir relaciones auténticas, quedándonos claro que escuchar es más que oír y comunicar es más que hablar, y es además el arma más poderosa que tenemos como seres humanos el lenguaje que es mucho más que palabras articuladas, pues involucra gestos, tonos, miedos, intenciones, miradas y actitudes que determinan la manera como nuestras palabras son percibidas e interpretadas por quienes nos escuchan.