MANUEL IBARRA SANTOS

 

​Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura (1990), el más grande poeta de nuestro tiempo, el prestigiado socio/lingüista y ensayista de México y el más connotado defensor de la lengua castellana es, sin duda, el único escritor que, desde la literatura, ha abordado con amplitud el concepto “la chingada”, sus significados que, como palabra mágica, define el perfil cultural de los mexicanos.

​En su memorable ensayo “El laberinto de la Soledad” (1950), dedicado a exponer los factores singulares que dan identidad nacional a los mexicanos, en el capítulo 4, bajo el nombre “Los Hijos de la Malinche”, destina un amplio espacio para analizar la palabra “la chingada”, desde la perspectiva literaria, cultural, semántica, sociológica y política.

​En México los significados de la palabra “chingar”, son innumerables. Es una voz mágica. Basta un cambio de inflexión para que el sentido del concepto cambie. Ese rótulo semántico en gran parte define la vida de los mexicanos, porque su existencia transcurre en el horizonte de “chingar” o ser “chingado”.

​Ese concepto, que no deja de ser virulento, agresivo, pero también liberador, condensa todos los apetitos, las iras, entusiasmos, frustraciones, éxitos y al igual que los anhelos del pueblo mexicano, sentenció Octavio Paz (1914/1998).

​ Esa palabra mágica es mexicana (es la que más pronuncia la gente), y se exportó a todos los países de habla hispana, en donde en cada nación le dan su connotación y significado específico. Le compite por mucho, al rótulo semántico pronunciado reiteradamente por los españoles, asociado a la expresión: “puta madre”.

​En México, se puede ser un chingón, un gran chingón (en los negocios, en la política, en el crimen, en el periodismo, con las mujeres); un chingaquedito (silencioso, público o disimulado); o bien un chingoncito, aquel, hombre o mujer, que modestamente no quiere aceptar que es muy exitoso y/o bien, al contrario, muy mediocre.

​Para nuestro insigne poeta, la voz lapidariade “la chingada”, está teñida de sexualidad, pero no es sinónimo de sexualidad. Se puede chingar a una mujer sin poseerla, aclara.

​Octavio Paz, en su análisis en El Laberinto de la Soledad, se pregunta: ¿Quiénes son los hijos de la chingada? Y responde: son los extranjeros, los malos mexicanos, nuestros enemigos, los fracasados, los criminales, nuestros rivales y, en todo caso, son los otros.​

​Sobre esta mágica palabra, de innumerables significados, desde la perspectiva literaria de Octavio Paz, podemos hacer las siguientes precisiones:

​1).-El concepto “chingar” tiene un origen náhuatl, más específicamente localizado en la cultura del pueblo azteca. Viene de la palabra chingaré, que es xinachtli, cuyo significado nos remite a semilla de hortaliza o xinaxtle que se traduce como agua/miel fermentada.

 

​2).-La voz “la chingada” y sus derivados, se utilizan en casi toda América, y en algunas regiones de España, el concepto se asocia a las bebidas alcohólicas.

​3).-Chingar es sinónimo de molestar, burlar y fastidiar; chingarse es resultar burlado y sinónimo de fracasado.

​4).-Como verbo, “chingar”, denota violencia, salir de sí mismo, y, penetrar cultural o físicamente en otro. Cuando alguien comete un acto desmedido y exagerado decimos: “cometió una chingadera”. Cuando algo se rompe, afirmamos: “se chingó”.

​5).-Dicha palabra es cruel, picante, hiriente, desgarradora y provocativa. Pero no deja de ser liberadora, cuando se expresa, en la cultura de los mexicanos.

​6).-¿Qué es la chingada? Es la madre abierta, violada, burlada por la fuerza. El hijo de la chingada, es el engendro de la violación, del rapto, el hurto y la burla.

​7).-La chingada es lo pasivo, lo inerte, lo abierto, lo conquistado, por oposición al que chinga, que es lo activo, agresivo y defensivo.

​8).-El chingón es el macho que abre, el conquistador; la chingada es la hembra inerte e inofensiva, ante lo exterior.

​9).-La palabra nadie la usa en público, pero todos la traen en su repertorio lingüístico y se utiliza cuando hay un exceso de cólera o entusiasmo delirante. También connota una implicación moralmente cínica.

​10).-Octavio Paz describe la palabra en su extraordinario ensayo “El Laberinto de la Soledad”, para perfilar las singulares características de la identidad cultural de los mexicanos.

 

​LÓPEZ OBRADOR Y LA “CHINGADA”.

Andrés Manuel López Obrador ha actualizado el concepto y la palabra y más aún cuando al dirigirse más recientemente, a través de una carta a Donald Trump, candidato republicado a la presidencia de los Estados Unidos, le pide que no lo mande a “La Chingada” (para referirse al nombre de su rancho en el sureste mexicano), porque “todavía soy el presidente de México”, le argumenta AMLO.

​Lo que debemos preguntarnos es sí AMLO no cometió un exceso semántico y lingüístico, al dirigirse de esa manera a un político norteamericano, tomando de esa manera (al mejor sin pretenderlo), un posicionamiento anticipado a favor de la candidatura de Donald Trump. Qué pensarían al respecto Kamala Harris y Joe Biden. En términos literarios, no sería esa una “chingadera” (una imprudencia), que podría tener consecuencias fatales para México, cuando nuestro país ha sido defensorhistórico del postulado de “la no intervención”.

ZACATECAS Y EL CONCEPTO “CHINGÓN”.

​Ahora, lo que debemos de preguntarnos es síZacatecas representa al gentilicio de un pueblo “chingón” (en términos de Octavio Paz), o bien a la fatalidad de una entidad, con una historia de la “chingada”, que sufre rezagos, estancamiento, violencia y los excesos miserables de sus élites políticas.


 
 

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