La participación de las mujeres en las diversas disciplinas científicas y tecnológicas, resulta indispensable para que las sociedades y las naciones alcancen un desarrollo justo e igualitario. De hecho, la comunidad internacional se ha fijado como uno de sus objetivos eso mismo; y es a través de la creación de acciones afirmativas en distintos niveles y estamentos, que los gobiernos países de distintos han impulsado que nosotras, desde niñas, tengamos el acceso a desarrollar el interés por la ciencia.

De acuerdo con datos de la Universidad Iberoamericana, el campo laboral relacionado con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés: Science, Technology, Engineering and Mathematics) registró un crecimiento de 17%, según el Departamento de Comercio de Estados Unidos. Este dato nos indica que hay más estudiantes egresados y egresadas, que se incorporan al campo laboral relacionado con la ciencia y la tecnología, al terminar sus licenciaturas y posgrados, sin embargo, aunque entre 2012 y 2021 el número de mujeres que estudiaron una carrera STEM aumentó 42%, sólo 3 de cada 10 profesionistas de esta área son mujeres; es decir, 13.5% del total de egresadas/os, de acuerdo con datos de 2021 publicados por el IMCO.

Es un hecho que la ONU registra, que menos del 30% de los investigadores del mundo en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas son mujeres. Un porcentaje que, además, está peor pagado por sus investigaciones y que no avanza tanto en sus carreras en comparación con los hombres, de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Es complejo de entender por qué niñas, mujeres, tienen más trabas sociales, estructurales, económicas, para dedicarse y desarrollarse en las profesiones y disciplinas científicas y tecnológicas. Sabemos que históricamente, las culturas alrededor del mundo han dejado de lado la participación de mujeres en temas trascendentales para la evolución de los pueblos, sin embargo, actualmente resulta hasta tedioso intentar comprender que continúe existiendo esa brecha entre hombres y mujeres.

Hace solo unos días se conmemoró la promulgación de la constitución mexicana, la Carta Magna vigente desde 1917, que nos erige como nación libre, democrática, igualitaria. Esa Carta Magna ha sido modificada y actualizada de acuerdo con el desarrollo de México como nación. La Constitución nos asegura a todas y todos el acceso a derechos como la educación, el trabajo, la vivienda; ese documento dice que todas y todos podemos vivir en este país. Solo que la realidad difiere de lo que está escrito en papel.

Quizá se hace necesario preguntarnos, ¿es necesario que haya un día que recuerde a la niña y la mujer en la ciencia?, sí lo por eso la Asamblea General de la ONU declaró el 11 de febrero Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia para reconocer al papel clave que desempeñan las mujeres en la comunidad científica y la tecnología. Porque de este modo, tenemos que tenerlo presente, recordar, llevar a cabo acciones que aseguren las participación e inclusión de las mujeres en la ciencia y tecnología; porque de este modo se nos recuerda que las niñas deben tener acceso a las materias científicas, si así lo desean.

México tiene un potencial enorme que debe aprovechar a través de las científicas que están sentando las bases para que las siguientes generaciones de mujeres no encuentren los obstáculos del presente. Hoy en las universidades, los clusters, laboratorios, empresas, podemos encontrarnos con colegas que llevan a cabo su labor con disciplina y entereza. Todavía existe la brecha salarial, que no debería existir.

Hay algunos datos que nos describen el panorama al cual enfrentamos actualmente, de acuerdo con la ONU las mujeres suelen recibir becas de investigación más modestas que sus colegas masculinos y, aunque representan el 33,3% de todos los investigadores, sólo el 12% de los miembros de las academias científicas nacionales son mujeres. En campos de vanguardia como la inteligencia artificial, solo una de cada cinco profesionales (22%) es una mujer. A pesar de la escasez de competencias en la mayoría de los campos tecnológicos que impulsan la Cuarta Revolución Industrial, las mujeres siguen representando solo el 28% de los licenciados en ingeniería y el 40% de los licenciados en informática y computación

Las investigadoras suelen tener carreras más cortas y peor pagadas. Su trabajo está poco representado en las revistas de alto nivel y a menudo no se las tiene en cuenta para los ascensos.

Necesitamos más espacios, más propuestas para que las mujeres y las niñas de verdad encuentren los caminos que las llevarán a convertirse en científicas. Creo que podemos lograrlo. Creo que podemos vivir en una sociedad más justa e igualitaria. Una sociedad donde de verdad nosotras, las mujeres, tengamos un espacio digno de nuestros conocimientos y habilidades.   


 
 

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