“La paz que se construye sobre ruinas, nunca será un éxito”:

                                                                                                                                                  Papa Francisco

                                                          

                                                                                               MANUEL IBARRA SANTOS

 

La manifestaciones y movimientos sociales que sirven para crear conciencia colectiva y expresar el malestar popular por la persistencia de un problema como la inseguridad, son importantes, pero no suficientes para construir las bases de una sólida cultura de la paz, si estas no se acompañan de reformas culturales de fondo y se ubica a la educación en valores y de calidad, como imperativo categórico de primer orden.

El gobernador David Monreal, por lo pronto, ha convocado de manera acertada a la construcción de un gran pacto por la pacificación de Zacatecas, exhortó en el que deben caber todas las expresiones de la sociedad. Pero sin el involucramiento de la estructura escolar, poco o nada se podrá avanzar. Hay que impedir que la educación pública se extravíe.

En Zacatecas funcionan 5 mil 195 escuelas en todos los niveles, de preescolar a superior, que atienden en conjunto a más 480 mil alumnos en los 58 municipios zacatecanos, según cifras oficiales de la SEP (2023). Lo anterior significa que, del total de la población zacatecana, el 30 por ciento de ella acude cotidianamente a recibir clases formales en el sistema educativo.

La interrogante que debemos hacernos es en relación a qué se ha hecho en los centros educativos que funcionan en todo el territorio, con la finalidad de convertirlos en “nodos” de la transformación cultural de Zacatecas y en cimiente para la construcción de la cultura de la paz y la no violencia. ¿Se ha operado acaso alguna reforma escolar que bien valga la pena?

Y es que, sí no se hacen los ajustes en el ámbito educativo que aterricen en lo concreto, más allá de los enunciados genéricos, poco o nada se podrá avanzar en la creación de los pilares de la cultura de la paz. Todos los esfuerzos al respecto, sin ese componente, resultarán infructuosos y terminarán en fracaso y en evidente simulación.

Federico Mayor Zaragoza, quien acuñó y promovió desde la UNESCO, a finales de los ochenta del siglo pasado, el paradigma de cultura de paz, sentenció que “sí la violencia se engendra en la mente de los seres humanos, es ahí donde se tiene que construir la paz. Y para eso, la educación es factor determinante”.

En Zacatecas tenemos que reconocerlo, para no perdernos en lo complejo de nuestra realidad. Desde el ámbito educativo, poco o nada se ha hecho para enfrentar el escenario de violencia endémica que azota a la población. Incluso, los movimientos sociales y las manifestaciones masivas recientes han sido tardías, algo así como casi dos años después de registrado este fenómeno traumático para los ciudadanos. Cargamos con un muy desajustado reloj de la historia.

Pero existe algo más preocupante. Sí las manifestaciones y movimientos sociales de irritación por la excesiva violencia criminal que se experimenta en nuestra entidad, no se acompañan de una propuesta programática, estratégica, filosófica y política de mediano y largo alcance, entonces se perderán en los espacios de la coyuntura y movidos por los ímpetus de las burocracias académicas que sólo buscan notoriedad y negociar el sufrimiento del pueblo de Zacatecas. Y eso resulta miserable.

El prestigiado filósofo francés Edgar Morin, quien está cumpliendo 102 años de lúcida y fructífera vida, creador del pensamiento complejo, en su reconocida obra “Los Siete Saberes de la Educación del Futuro” (2001), afirma que enseñanza que no es útil para procesar las incertidumbres y las contingencias, entonces no sirve.

En la construcción de la cultura de la paz y la no violencia en Zacatecas, es importante, por eso, erigir como su columna principal, a la educación de calidad y en valores. Sin ella no se podrá avanzar. Todo lo demás resultará vano, intranscendente y árido.

Se tiene que hacer el esfuerzo para impedir que se extravíe más el rumbo de la educación, porque sin ella la sociedad no tendrá horizonte de futuro.

 

LA PROPUESTA DE LA ONU/UNESCO A ZACATECAS.

 

Las agencias internacionales, como la ONU y la UNESCO, han manifestado su absoluta disposición de acompañar y asesorar a Zacatecas en la implementación de un vasto programa de cultura de la paz y la no violencia, fundada en una educación en valores.

Proponen comisionar a la entidad un equipo especializado y de alto nivel, con expertos en el ámbito educativo y social, que ayuden a Zacatecas, en la operación de una estrategia de esta naturaleza, que contribuya a saltar la trampa impuesta por la violencia criminal.

Y eso podría contribuir a hacer de las escuelas zacatecanas “nodos” de la transformación cultural y en columna para la creación de la cultura de la paz y la no violencia.

Del total de escuelas que operan en el Estado de Zacatecas, el 91.7 por ciento, son del nivel básico, 5.7% de bachillerato y 1.5% de enseñanza superior.

Hacer de la educación un bien social, no un negocio, es la alternativa.