La medicina familiar surge de la exigencia de atender imperiosas necesidades físicas, psicológicas y sociales, que contribuyen a restituir, el derecho  a la atención  integral de la sociedad. Esta rama de la medicina tiene como objetivo la prevención de enfermedades, constituye el centro del proceso de atención y ayuda al individuo y al núcleo principal de la sociedad que es la familia, en el transitar diario entre la salud y la enfermedad. El médico o médica de familia es el primer respondiente en la enfermedad y el líder del equipo de salud, tiene la capacidad de resolver más del 80 % de los padecimientos, con una perspectiva longitudinal a través del curso de la vida.

Hablar del “médico o médica de cabecera” permite retomar los inicios de la medicina  en tiempos de la segunda guerra mundial, donde dicha figura practicaba la atención preventiva y curativa en el domicilio del paciente, fungía como consejero de los integrantes de la familia; era de facto una auténtica médica o médico familiar.  En 1971, el Instituto Mexicano del Seguro Social, incorpora y dignifica la especialidad en medicina familiar, como principal responsable en el campo del primer nivel, que hasta la fecha, continua como formadora y sembradora de médicos y médicas con una visión holística hacia el paciente.

El especialista en familia, tiene una formación versátil durante 3 años, con una estructura firme que se basa en cuatro pilares principales, destacando la atención médica preventiva y curativa que engloba el ámbito personal, familiar y social. El segundo pilar se destaca por el área administrativa, dimensión que pocos exploran y muchos añoran, para liderar equipos de salud. El tercer pilar, la docencia, que permite desarrollar capacidades infravaloradas, por el propio galeno, como la conducción del conocimiento a nuevas generaciones y un acompañamiento verdadero y práctico de la medicina actual y por último, pero no menos importante la investigación científica, ahí en el núcleo donde emergen los problemas familiares, es el ámbito de estudio y búsqueda de factores que se asocian a las comorbilidades de la sociedad, ya que todo lo que no se visibiliza y se mide, no existe.

Es así que todas estas aristas que presenta dicha especialidad, hacen posible la atención integral del paciente, con una visión transdisciplinaria en el abordaje de la salud-enfermedad, el principal reto es mantener una población saludable en todas sus esferas, frenar la demanda de servicios de atención médica especializada y contener los costos altos de la atención en segundo y tercer nivel, atribuibles a las consecuencias de las enfermedades crónico-degenerativas; en resumen aparte de ser el líder del equipo de salud, debe  preocuparse por los derechos humanos de los pacientes, ser un estadista  interesado en la calidad de la atención, con buena comunicación asertiva paciente-familia-médico, altamente capacitado y actualizado en los temas principales que afectan a la sociedad, pero sobre todo un profesional con un alto grado de humanismo, empatía y solidaridad.