Que el cambio climático perjudica la salud es una realidad. Tanto que las temperaturas extremas están asociadas a un aumento de la mortalidad, sobre todo en las ciudades, y no solo debido a los golpes de calor, sino a que agravan enfermedades crónicas como las cardiovasculares y respiratorias. De hecho, la mortalidad relacionada con el calor durante el verano pasado en Europa podría haber superado las 70.000 muertes, según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), cuyos resultados se han publicado en The Lancet Regional Health – Europe.

“Si las temperaturas fuesen óptimas, no tan extremas, la mayoría de esas más de 70.000 muertes se habrían evitado”, indica a Infobae España Joan Ballester, investigador de ISGlobal que lidera el proyecto EARLY-ADAPT del Consejo Europeo de Investigación.

El informe en realidad revalúa al alza las primeras estimaciones de la mortalidad asociada a las temperaturas récord en el continente europeo, pues en un estudio previo publicado en la revista Nature Medicine, los mismos autores utilizaron modelos epidemiológicos aplicados a datos semanales de temperatura y mortalidad en 35 países europeos para estimar una mortalidad prematura de 62 personas durante el 2022. Esos datos semanales, sin embargo, causaban una infraestimación de la mortalidad atribuida al calor, por lo que el equipo investigador agregó las series diarias de temperatura y mortalidad de 147 regiones de 16 países europeos entre 1998 y 2004 para analizarlo de forma más precisa.

Los resultados hallaron que, en general, los modelos semanales, quincenales y mensuales subestiman los efectos del calor y del frío en comparación con el modelo diario. Concretamente, para el periodo 1998-2004, el modelo de datos diarios estimó una mortalidad anual relacionada con el frío y el calor de 290.104 y 39.434 muertes prematuras, respectivamente, mientras que el modelo semanal subestimó estas cifras en un 8,5% y un 21,5%.

Políticas públicas
El equipo investigador aplicó este nuevo enfoque metodológico para reestimar la mortalidad causada por el calor del 2022 y comprobó que se había subestimado la mortalidad en un 10%, alcanzando así las 70.066 muertes en vez de las 62.862 originalmente estimadas.

“Es muy importante tener datos diarios para ser capaces de estimar estas asociaciones entre los distintos días”, añade Ballester a este medio, si bien indica que el uso de series temporales semanales también “ofrece la suficiente precisión para hacer un modelo epidemiológico” aunque lo simplifica.

El experto, que valora que en los últimos años haya aumentado, en general, la concienciación sobre el cambio climático, destaca la importancia de que los gobiernos generen políticas públicas como planes de emergencia para prevenir los impactos de las olas de calor y de frío.

Información por infobae


 
 

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