Por: Arturo Nahle García

 

El Gobierno Federal siempre ha cobrado los impuestos más jugosos: el Impuesto a las Utilidades (o sea el Impuesto Sobre la Renta), el Impuesto al Consumo (o sea el IVA), los Impuestos Especiales a Productos y Servicios (por ejemplo a las Gasolinas, a las Bebidas Alcohólicas y Tabaco), los impuestos al Comercio Exterior y obviamente los que se derivan de las ventas y servicios de Pemex y la CFE, entre otros.

 Los Gobiernos Estatales solo cobran la Tenencia Vehicular, el Impuesto sobre Nómina, y en algunos Estados como el nuestro el de Servicios de Hospedaje e Impuestos Ecológicos, entre otros de menor importancia.

 Los municipios cobran básicamente el Impuesto Predial, el Impuesto sobre Adquisición de Bienes Inmuebles y a Espectáculos Públicos.

 Por ello las finanzas de los Estados y los municipios dependan tremendamente de las llamadas Participaciones Federales.

 Así es, el Gobierno Federal recauda una gran bolsa nacional que rebasa los 6 billones de pesos y una parte de esa bolsa la distribuye a los Estados y Municipios en base a una fórmula contenida en la Ley de Coordinación Fiscal promulgada hace 42 años por López Portillo.

 La fórmula no la entienden ni los que la hicieron, pero considera el Producto Interno Bruto, la eficiencia recaudatoria y el número de habitantes de cada entidad y municipio, entre otros factores.

 La fórmula genera que algunos Estados reciban menos recursos de los que aportaron a la bolsa nacional y otros reciban más recursos de los que aportaron a dicha bolsa.

 Esta distribución que pareciera injusta no lo es, así se diseñó para que los Estados “ricos” aporten a favor de los Estados “pobres” y así lograr un desarrollo más armónico y equilibrado de las distintas regiones del país. Si no fuera así los Estados pobres serían cada vez más pobres y los Estados ricos serían temporalmente más ricos.

 Y digo temporalmente porque la gente de las regiones pobres emigraría a los Estados más desarrollados y en muy poco tiempo los reventarían.

 A ello obedece que Estados como Jalisco, Nuevo León y la CDMX reciban menos de lo que aportan a la bolsa nacional y Estados como Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Zacatecas reciban más de lo que aportan a la bolsa nacional.

 Pues 10 Gobernadores conformaron un grupo denominado Alianza Federalista que está en desacuerdo con la forma en que se distribuyen las participaciones federales, se quejan del centralismo y amenazan con romper el Pacto Fiscal.

 En ese grupo están 2 Gobernadores del PRI (Coahuila y Colima) que no se quejaron durante las largas décadas que gobernó el tricolor; están 5 Gobernadores del PAN (Tamaulipas, Durango, Guanajuato, Chihuahua y Aguascalientes) que tampoco dijeron nada durante los gobiernos de Fox y Calderón; el Gobernador perredista de Michoacán, el de Jalisco que es de Movimiento Ciudadano y obviamente el Bronco de Nuevo León que hace honor a su apelativo.

 Para modificar el sistema recaudatorio y de distribución habría que reformar la Constitución y diversas leyes fiscales, ellos saben que no tiene los votos para poder hacerlo, su reclamo es evidentemente una estrategia política con miras al proceso electoral del próximo año.

 Mi opinión es que los Estados y Municipios si debieran tener mayores facultades recaudatorias, pero como hacerlo cuando la mayoría de las autoridades locales no ejercen a plenitud las atribuciones fiscales que ya tienen y prefieren que sea la Federación quien cobre los impuestos y les deposite puntualmente su tajada. Así no se puede.


 
 

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