Transcurría el siglo XVII, cuando un adolescente holandés inquieto, ávido de conocimiento, quien después de jornadas largas como comerciante de textiles, utilizaba su tiempo libre en fabricar y perfeccionar lentes de alta calidad, maravillado por el nuevo mundo en el interior de las telas bajo la observación de una lupa, Antonie Van Leeuwenhoek, dedicó parte de sus 90 años de vida en el descubrimiento de animales minúsculos, con la ayuda de un lente bicóncavo 200 veces más potente en ampliación que los fabricados en esa época, el vidrio incrustado en una lámina de latón llamado posteriormente microscopio monocular, revolucionó la ciencia de una manera excepcional, revelando como lo dice Antonie de Saint-Exupéry en el libro del principito “lo esencial es invisible a los ojos”, que existen animálculos invisibles en los fluidos corporales y en las cosas que nos rodean.
La enfermedad diarreica agua, ha constituido un problema de salud pública a través de la historia, desde el descubrimiento de los microrganismo y su relación con su toxicidad en el cuerpo, hasta la época actual donde se posiciona las enfermedades gastrointestinales como la segunda causa de morbilidad en nuestro país. La Organización Mundial de la Salud la define como la presencia de heces liquidas o acuosas, al menos en tres ocasiones en 24 horas, que puede ir acompañada de vómito y/o fiebre. Cualquier persona puede ser susceptible a padecerla, pero es más frecuente en menores de 5 años, adultos mayores y personas con enfermedades inmunocomprometidas, que en combinación con un saneamiento deficiente de los alimentos, la desnutrición y un esquema de vacunación incompleto propician la infección por estas bacterias, virus o parásitos invisibles al ojo humano.
En esta temporada de calor donde los alimentos son más vulnerables a los cambios de descomposición, aunado al consumo de alimentos rápidos, procesados y con poca higiene fuera del domicilio, son considerados como factores de riesgo modificables y prevenibles ante dicho padecimiento. “La flojedad del vientre o diarrea”, como lo describió Leeuwenhoek de forma aislada o en combinación con otros síntomas, si no se atienda de manera oportuna puede condicionar deshidratación importante, que puede llegar hasta la muerte, por lo que de no auto limitarse las evacuaciones o presentar intolerancia a la vía oral, se debe acudir al médico.
Desde el inicio de los síntomas, las recomendaciones actuales para prevenir la deshidratación, es la terapia de rehidratación oral (TRO) de forma temprana, con el consumo de líquidos ricos en electrolitos, el más común es el Vida Suero Oral (VSO), se debe de preparar en un litro de agua hervida, clorada o embotellada y reponer en adultos una taza después de la evacuación diarreica, pipi o vómito y en niños media taza suministrada con cuchara. La alimentación debe de continuar fraccionada en menor cantidad y mayor número de veces, en lactantes sin suspender alimentación al seno materno, evitar productos lácteos como la leche, el yogurt, el queso, evitar alimentos saturados en grasa, evitar la cafeína y las bebidas gaseosas y por último pero no menos importante, la aplicación de la vacuna contra el rotavirus a los 2 y 4 meses. Si presenta datos de alarma como fiebre por arriba de 38°C, evacuaciones diarreicas con moco o sangre, dolor abdominal intenso o intolerancia a la vía oral, acude inmediatamente con tu médico de familia y evita el auto medicación ya que puede empeorar el cuadro agudo de la enfermedad.