Durante siglos, la evolución del hombre en la medicina, ha develado el origen de algunas enfermedades, la constante búsqueda del conocimiento sin duda a dado frutos positivos para el bien de la humanidad y ha encontrado nuevas herramientas diagnósticas y de tratamiento cada vez más eficientes y eficaces y con menos efectos adversos. Tal es el caso de la terapia inhalada, una práctica que revolucionó la administración de medicamentos, descrita desde la antigüedad en el Papiro de Ebers, la cuál consistia en mezclar hierbas sobre una piedra caliente y el humo que emanaba de ella se tenía que inhalar por el paciente para el tratamiento del asma, pero fue hasta el siglo XIX donde Scheinder y Waltz derivado de diversos estudios inventaron un pulverizador que reducía los líquidos en gotas finas y que al ser inhaladas tenian más y mejores efectos en las vías aéreas.
Un nebulizador es un dispositivo que tiene la capacidad de transformar materia líquida en pequeñas partículas de gas para su fácil inhalación, el cual actualmente es utilizado para algunas patologias, como el asma, broncoespasmo, la bronquilitis, la enfermedad obstructiva crónica, la fibrosis quística o infecciones respiratorias, etc., que atacan a niños, niñas, personas de la tercera edad, pacientes con trastornos cognitivos o con ventilación mecánica. El único objetivo de estos dispositivos es alcanzar concentraciones más altas del medicamento, un inicio más rápido del efecto deseado y con menos efectos secundarios que los fármacos empleados por otras vías como la oral o la inyectable, y un ejemplo de ello son los broncodilatadores, que aumentan el calibre de la luz bronquial al relajar el músculo liso de la vía aérea, los corticoides que sirven para desinflamar de forma local, los mucolíticos para sacar el moco, algunos antibióticos o fúngicos en infecciones pulmonares. Lamentablemente en muchas ocasiones, al ser una práctica ambulatoria- asistida, es decir, que una persona previamente capacitada en el hogar realice los cuidados tanto del paciente como del dispositivo, es muy común que se cometan errores humanos en la administración y que la mala praxis o la falta de capacitación ocasione un resultado que más que benéfico exacerbe la sintomatología.
Una vez que el personal de salud indicó dicha vía de administración se debe de capacitar a los padres o los cuidadores primarios para el uso correcto del dispositivo. Y entre algunas recomendaciones será el de la limpieza de manos antes y después de utilizar el dispositivo, esto con el fin de evitar una sobreinfección agregada, se deberá administrar en un ambiente limpio libre de humo de cigarro o polvos, asimismo, el paciente deberá estar sentado cómodamente y tranquilo, con respiración normal y sin hablar, se deberá conectar la manguera al compresor de aire del nebulizador, colocando el medicamento y/o la solución salina que indicó el médico en la cazoleta, debiendo cerrar herméticamente el recipiente y manteniendo siempre la boquilla recta, si el paciente es adulto colocar la mascarilla, si el paciente es pedíatrico coloque la boquilla cerca de nariz y boca, procurando que se inhale todo el contenido por aproximadamente 15 a 20 minutos, una vez concluido el paso anterior se deberá apagar la maquina. Finalmente se deberá limpiar el aparato tras cada nebulización, para ello se recomienda desmontar todas las piezas de la cazoleta, lavar con agua y jabón neutro, enjuagar muy bien y secar minuciosamente, guardarlo en un recipiente cerrado y seco listo para la siguiente toma de nebulización. Se debe de individualizar la cazoleta y de preferencia hacer cambio de esta cada 4 o 6 meses máximo para la mejor optimización del aparato.
Recuerda que la nebulización no es para todo ni para todos, y siempre deberá ser supervisada por tu médico o médica tratante, quien te orientará y te explicara de forma detallada el manejo de la misma, recuerda no automedicarte y en esta temporada invernal abrigarte bien y evite exponerse a cambios repentinos y bruscos de temperatura, porque la prevención en la salud la hacemos todas y todos para un bienestar común.