Burgos (EFE).- El sombrenombre de ‘Campeador’ con el que se conoce a Rodrigo Díaz, El Cid, tendría su origen en un procedimiento judicial medieval denominado campeatura, a raíz de un enfrentamiento en nombre del rey Alfonso VI por la posesión del castillo riojano de Pazuengos, en La Rioja, según un reciente estudio del catedrático Alberto Montaner y el investigador Roberto Delgado.


Ambos estudiosos han descubierto un documento que confirma la información recogida en el himno latino ‘Carmen Campidoctoris’, una composición de finales del siglo XII y el único texto antiguo que informa expresamente sobre el modo en el que Rodrigo Díaz de Vivar obtuvo el sobrenombre de Campeador, ha informado el Consorcio del Camino del Cid en nota de prensa.


El apodo no aparece con esta forma en ningún documento en vida de El Cid y solo la forma latina ‘Campidoctor’ figura en su carta de dotación a la catedral de Valencia en el año 1098 y se repite en la ampliación que de la misma hizo su viuda, Jimena, en 1101.

El Cid y su combate individual

Sin embargo, ‘Carmen Campidoctoris’ habla de una lid singular o combate individual en el que El Cid habría participado como origen del sobrenombre, combate que corrobora la Historia Roderici, la fuente más autorizada para la biografía del héroe castellano, que data del siglo XII.


El documento hallado por Alberto Montaner y Rodrigo Delgado es un diploma de la colección documental conocida como Becerro Galicano, que se custodia en el monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja), y que describe un proceso judicial resuelto en 1097 mediante combate individual al que se da el nombre de campeatura.


En este caso, se trataba de un pleito entre vecinos de las localidades riojanas de Tobía y Matute con los de la aldea de Coja (la actual Villaverde de Rioja), por ciertos derechos de pasto, en el que estuvo presente el conde de Nájera, García Ordóñez.


El diploma recoge que la campeatura era una forma de resolver un procedimiento judicial mediante un combate individual, como última solución, a modo de prueba ritual, odalía o ‘juicio de Dios’, que se aplicaba para averiguar la verdad cuando se carecía de pruebas concluyentes.


Los investigadoras apuntan que este tipo de juicios alcanzaron su época dorada en el último tercio del siglo XI y existen referencias al respecto de combates judiciales, con al menos seis casos referenciados en documentación catalana de la época y un caso datado en 1075, que implica al rey Alfonso VI y el Campeador.


Enfrentamiento con Jimeno Garcés en nombre del rey

El combate individual con el que Rodrigo Díaz ganó el sobrenombre de Campeador se libró por cuenta del rey Alfonso VI y enfrentó al héroe castellano con Jimeno Garcés de Torrillas, y está recogido por primera vez en el Libro de los reyes navarro (siglo XIII).


Dicho enfrentamiento dirimió la posesión del castillo riojano de Pazuengos y otros cercanos de la zona occidental de La Rioja, en una zona disputada desde antiguo entre castellanos y navarros; Jimeno Garcés defendía su señorío frente a una supuesta propiedad real.


El documento revela la presencia en el monasterio de San Millán de la Cogolla de la corte castellanoleonesa en pleno (incluido el señor Rudrico Didaz), actuando como si don Alfonso poseyese el territorio, que legalmente estaba bajo el dominio de Sancho Garcés III de Navarra.


El conflicto se sometió al procedimiento de campeatura, ganado por Rodrigo Díaz, lo que le habría granjeado el sobrenombre de Campeator o, en castellano, Campeador.


Dudas resueltas: luchador en un combate

Desde el Consorcio del Camino del Cid consideran que, gracias a estos hallazgos, se resuelven las dudas existentes en relación al sobrenombre de Rodrigo Díaz, pues campeador y campidoctor vienen a significar lo mismo: luchador en un combate individual.


Campeador se relaciona con campear, que significa “combatir en campo abierto”, lo que, como revela el mismo ‘Carmen Campidoctoris’, han apuntado, se aplicaba tanto a los combates individuales de tipo judicial como a las batallas campales entre dos ejércitos.


Puesto que estas últimas fueron la especialidad de Rodrigo Díaz, el mismo término servía para identificar al personaje en un momento relativamente inicial de su carrera y en el apogeo de la misma, lo que seguramente justifica que él mismo emplease ese sobrenombre hasta el final de sus días.EFE


 
 

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