Durante décadas, la homosexualidad fue estigmatizada y esta incluso fue mal catalogada por parte de algunas corrientes de la psiquiatría y la psicología, lo que llevó a considerarla como una enfermedad mental. Sin embargo, en la actualidad, la gran mayoría de las organizaciones de salud mental y médicas reconocen que la homosexualidad es una variación natural de la orientación sexual humana y no una enfermedad. En 1973, la Asociación Americana de Psiquiatría eliminó la homosexualidad de su Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), despatologizándola oficialmente. Este hecho fue trascendental ya que este manual consiguió sacarla de las salas medicas y que en el mundo se comenzará una pugna que ha tomado décadas buscando reivindicar y velar por los derechos de la comunidad LGBTQ+ ya que en muchos países se usaron remedios y las llamadas terapias de conversión para erradicar “la enfermedad”.

Las terapias de conversión, también conocidas como terapias de reorientación sexual son prácticas pseudocientíficas que intentan cambiar la orientación sexual de una persona, generalmente de homosexual a heterosexual. Estas terapias han sido ampliamente desacreditadas por organizaciones médicas y de salud mental de renombre, incluyendo la Asociación Americana de Psicología (APA), la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).  Dichas practicas las menciono porque recientemente y por mayoría de votos los diputados avalaron  reformar el Código Penal  Federal y la Ley General de Salud para castigar con penas de dos a seis años a quien  aplique esfuerzos para corregir  la orientación sexual, así que con  267 votos   y 33 abstenciones  el pleno de la cámara  de Diputados avaló castigar en todo México a quien pretenda corregir  la orientación sexual de las personas.

Dicha iniciativa fue votada a favor establece  penas a tratamientos, servicios,  o prácticas que impidan el libre desarrollo de la orientación sexual, identidad  o expresión de género de una persona. Además, establece que dichas penalizaciones serán duplicadas si la persona violentada es menor de edad, incluso sancionará a profesionales de la salud y poniendo énfasis en menores de edad que sean obligados a las terapias, personas con alguna discapacidad, o adultos mayores.

Esta iniciativa es un gran paso para construir un México respetuoso de los derechos humanos de todos y todas y sin duda, es una medida que no debe de pasar desapercibida para nadie. Nadie merece ser castigado por amar o ser diferente.


 
 

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