MANUEL IBARRA SANTOS
Ahora que la enseñanza pública se desplaza sin brújula y éticamente descabezada, es pertinente recordar que el precursor de la educación en valores y el constructor de la profesión de la pedagogía en México, en el siglo XX, fue nada más y nada menos que un zacatecano, reconocido como tal en el mundo, en América y en nuestro país, pero olvidado en su tierra de origen. Él es Francisco Larroyo.
Originario de Jerez, Francisco Larroyo, siendo director de la Facultad de Filosofía y Letras (1954) de la UNAM, funda la licenciatura, maestría y doctorado en pedagogía, primeras en su tipo en la República, aporte con el que da un renovado fuerte impulso profesionalizante a la educación nacional.
El siglo XX de la enseñanza pública mexicana, particularmente de 1934 a 1981, está marcada por una profunda influencia derivada del trabajo de Francisco Larroyo, zacatecano insigne que se especializó en las universidades de Berlín y Colonia (Alemania) y tuvo la fortuna de asistir a clases con maestros de la talla de filósofos de reconocimiento universal como Bergson, Husserl y otros más. Fue promotor también de la pedagogía social.
En 1934, a temprana edad, se convierte en parte del grupo de fundadores de la escuela normal superior de México, institución en la que como profesor imparte clases.
Posteriormente se desempeña como director de educación normal de la SEP y luego como director general de educación superior en la República, responsabilidades, ambas, donde deja una huella imborrable en el país. Asimismo, la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG), estuvo bajo su conducción.
Sí una institución prestigiada reconoce la obra de este zacatecano ilustre, olvidado en su tierra, es sin duda la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, a la que sometió a profundas transformaciones cualitativas que le dieron solidez, mismas que prevalecen en la actualidad.
Recordemos, pues, que Francisco Larroyo creó la licenciatura, maestría y doctorado en pedagogía, hecho que dio un nuevo rumbo (desde todas las perspectivas) a las ciencias de la educación en México.Pero eso no fue todo. En razón de su rigurosa formación académica como uno de los filósofos mas prestigiados de México, Francisco Larroyo se convirtió en el teórico y experto en materia de educación en valores y produjo sobre el particular innumerables obras bibliográficas.
Porqué entonces la educación pública carece de brújula y padece de descabezamiento ético, cuando el precursor de la enseñanza en valores en el siglo XX en México es de Zacatecas, originario de Jerez.
Habría que hojear, entre muchos de sus libros, el titulado “Filosofía de los Valores”, obra de gran influencia kantiana, para reconocer que, en temas de axiología de la enseñanza, no hay que inventar el hilo negro.
Sólo hay una razón para justificar esta inmensa ignorancia, olvido e ingratitud hacia un zacatecano de esa enorme talla académica y moral que inconmensurables aportes hizo, a través de la historia, a la educación mexicana.
Y ese “pretexto” para justificar el olvido, puede estar asociado a los limitados procesos de investigación de las instituciones de educación superior zacatecanas, las que no han tenido espacio para dedicarlo al estudio de la trascendente obra de Francisco Larroyo, heredero inequívoco de las realizaciones culturales y educativas de Justo Sierra y José Vasconcelos.
Larroyo depositó en la pedagogía, como ciencia de la educación, su deseo de transformar a México, para hacerlo más justo, más democrático y menos miserable.
Este educador y filósofo mexicano, a lo largo de su fructífera vida, produjo más de 40 grandes obras en los ámbitos de la filosofía, ética, pedagogía y la educación.
Quienes hemos cursado la carrera de profesor normalista y/o los posgrados en pedagogía, el nombre de Francisco Larroyo, nos es muy familiar, por sus realizaciones culturales.
Sin embargo, la obra del maestro Francisco Larroyo ha tenido un impacto positivo para la vida cultural y educativa de México en general. Habrá que recordarlo y recuperar su legado, en ocasión de que se cumple (en el 2023), el 115 aniversario de su nacimiento.
La propuesta de Larroyo en materia de enseñanza en valores, bien puede contribuir a superar la falta de brújula axiológica que padece la educación pública mexicana y zacatecana.
LA OBRA DE FRANCISCO LARROYO.
El filósofo y educador Mexicano Francisco Larroyo, nació en Jerez (Zacatecas), en 1908, en el contexto del movimiento de la Revolución Mexicana. Muere en la Ciudad de México, 1981.
Es autor de por lo menos 40 grandes obras literarias, entre las que podemos mencionar, las siguientes: Filosofía de los Valores (1934), Teoría y Práctica de la Escuela de Bachilleres (1942), Historia Comparada de la Educación en México (1947), Historia General de la Pedagogía (1953), Vida y Profesión Pedagógica (1958) y Pedagogía de la Enseñanza Superior (1959), entre muchas otras.
LA IMPORTANCIA DE LOS VALORES EDUCATIVOS.
En la actualidad, cuando se carece de brújula axiológica en el campo de la educación, relevante es recuperar el legado filosófico y educativo de Francisco Larroyo.