Las características climatológicas de una localidad condicionan la forma de vida de sus habitantes, tanto en los espacios interiores como exteriores. En los últimos, las condiciones de habitabilidad son más adversas que en los primeros, donde ellas pueden ser controladas, aislando al ser humano de las variables climatológicas que le afecten. Las condiciones climatológicas en un espacio público abierto, espacio exterior, determinan el uso y permanencia de los usuarios en este, es por ello que en el diseño de los espacios públicos, se debe buscar una respuesta a esas particularidades climatológicas, que facilite la adaptación del hombre al medio ambiente exterior. En ese sentido, que el hombre siempre se esfuerza por llegar al punto en el que adaptarse a su entorno le requiera solamente un mínimo de energía.
El ritmo de urbanización tan acelerado debido a la alta tasa de crecimiento urbano, ha proclamado la necesidad de construir cada vez más edificaciones de tipo vertical e infraestructura vial, a simple vista se soluciona un problema social, pero ambientalmente se está creando otro, ya que dichas construcciones son hechas con materiales captores de energía térmica y son responsables de modificar los microclimas de las ciudades y alterar los regímenes de lluvias. Los microclimas de cada ciudad comprenden: temperatura del aire, radiación neta recibida por las superficies, humedad, precipitación, velocidad y dirección del viento. Confort térmico es inversamente proporcional a desarrollo urbano.
El confort térmico, para las personas que se encuentran en espacios abiertos, es uno de los factores que influye en las actividades al aire libre en calles, plazas, parques infantiles, parques urbanos, etc. La cantidad e intensidad de esas actividades se ve afectada por el nivel de incomodidad experimentado por los usuarios cuando se exponen a las condiciones climatológicas de esos espacios abiertos. El hombre considera cómodo el ambiente si no existe ningún tipo de incomodidad térmica. La primera condición de comodidad es la neutralidad térmica, que significa que una persona no siente ni demasiado calor ni demasiado frío.La ciudad es la representación más radical de transformación del paisaje natural, debido a que además de cambiar la morfología del terreno, generar nuevas construcciones, disponer el territorio para otros usos, la misma a la par genera cambios en las condiciones climáticas y ambientales, modificando la dirección y la intensidad del viento, elevando la temperatura y afectando el régimen de precipitaciones.
El microclima puede modificarse para aumentar los grados de confort humano y de este modo reducir el consumo de energía. Por ejemplo, en las ciudades frías, mejorar el aislamiento y la captación solar de los edificios, constituye medidas relativamente sencillas que aúnan eficacia y bajo coste. Por otro lado, en climas cálidos, pueden agruparse árboles y edificios con el fin de crear zonas de sombra y direccionar las corrientes naturales de aire, reduciendo el uso del aire acondicionado.
La vegetación arbórea y/o cobertura vegetal, cualquiera de estas opciones según sea el caso, son ideales para contrarrestar los impactos negativos producto de las actividades antropogénicas, como la contaminación del aire, el ruido y el exceso de radiación. Su importancia radica, en ser un excelente regulador de intercambio de aire, temperatura y humedad con el medio urbano, además favorece al fenómeno de evapotranspiración, reduce la temperatura ambiental por el efecto tapizante o de sombra que proporcionan, al mismo tiempo actúa como filtro de partículas contaminantes que se encuentran en la biosfera y también es responsable de reducir la contaminación acústica.
“La vegetación controla e, incluso, disminuye el calor urbano, no enfriando el aire sino evitando que este se caliente”.
El confort térmico es un elemento importante al referirnos a calidad de vida, y por ende se debe trabajar en pro de que las ciudades cuenten con las condiciones climáticas deseadas pese a la presión de los efectos antropogénicos. La disminución de aproximadamente unos 2°C de temperatura en las urbes, se puede lograr con el incremento de áreas de cobertura vegetal. Si bien plantar árboles es la solución para muchos problemas ambientales, es mejor preservar los ya existentes.