La técnica de relajación de Schultz, conocida como entrenamiento autógeno, fue desarrollada en la década de 1930 por el psiquiatra alemán Johannes Heinrich Schultz. Se basa en la autosugestión y la concentración en sensaciones internas para alcanzar un estado de relajación profunda y se utiliza para el manejo del estrés, entre otras afecciones.

Según la Clínica Universidad de Navarra, el entrenamiento autógeno ha sido ampliamente utilizada en Medicina y Psicología para el manejo del estrés, la ansiedad, el insomnio y otras afecciones relacionadas con el sistema nervioso autónomo.

Este método consta de seis etapas, en las cuales se repiten frases o afirmaciones específicas que generan sensaciones de pesadez y calor en distintas partes del cuerpo, favoreciendo así la relajación física y mental.

¿Qué etapas tiene el entrenamiento autógeno?

Según la Clínica Universidad de Navarra, las fases del entrenamiento autógeno se desarrollan en seis etapas progresivas:

Sensación de frescor en la frente: se concentra en la frente y finaliza el ejercicio repitiendo “mi frente está fresca y relajada”.

Pesadez en las extremidades: El individuo se enfoca en percibir sus brazos y piernas pesados y relajados, repitiendo mentalmente frases como “mis extremidades están pesadas y relajadas”.

Sensación de calor en las extremidades: Se centra en experimentar calor en brazos y piernas, utilizando afirmaciones como “mis extremidades están cálidas y relajadas”.

Regulación del ritmo cardíaco: Se enfoca en estabilizar el latido del corazón con frases como “mi corazón late de manera calmada y regular”.

Regulación de la respiración: La atención se dirige a la respiración, repitiendo afirmaciones como “respiro de forma tranquila y profunda”.

Sensación de calor en el abdomen: Se busca inducir una sensación de calidez en la zona abdominal con frases como “mi abdomen está cálido y relajado”.

¿Dónde practicar este método?

Para que el entrenamiento autógeno sea efectivo, es fundamental que se practique en un entorno tranquilo y cómodo, preferiblemente en una posición sentada o recostada.

Según la clínica mencionada, se recomienda realizarlo al menos una vez al día, durante 10 a 20 minutos, para lograr mejores resultados.

Diversos estudios han respaldado la eficacia de esta técnica en el tratamiento de afecciones como la ansiedad, el insomnio, las migrañas, el dolor crónico y algunas enfermedades cardiovasculares.

No obstante, no es adecuada para todos los pacientes, especialmente aquellos con trastornos psicóticos o delirantes, por lo que se recomienda precaución en su aplicación.


 
 

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