En su último informe Women in Science, la UNESCO reportó que sólo 3 de cada 10  investigadores y científicos en el mundo son mujeres. En tanto, la organización global Cataylst, que colabora con CEOs y empresas internacionales para impulsar mejores espacios de trabajo para las mujeres, reportó que la representación de mujeres en consejos directivos de empresas de la industria de tecnología de la información es de 17.9%.

Hablando sobre México, de acuerdo con el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), en su reporte Global Gender Gap Report 2020, México se encuentra entre el top 5 de países que avanzaron en el cierre de su brecha de género. El WEF destaca que esto se ha debido en gran parte a la incursión de mujeres mexicanas en puestos de administración pública, legislativos, entre otros. Respecto a la conclusión exitosa de carreras relacionadas con ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés), el WEF registra que únicamente 14.46% de estudiantes son mujeres. 

Desde el año 2015, cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha en la que se reivindica el acceso y la participación plena y en igualdad de las mujeres y las niñas en este sector. En este día hemos de asumir el compromiso de poner fin al desequilibrio de género en esta disciplina, promover el acceso pleno y equitativo a la ciencia y reconocer el papel fundamental que desempeñan las mujeres y las niñas en los campos STEM.

A pesar de que las mujeres y las niñas constituyen la mitad de la población mundial, su rezago es evidente en comparación con la población masculina. Problemáticas como la violencia contra las mujeres, la desigualdad de género y la brecha salarial constituyen algunos de los mayores desafíos en materia de derechos humanos del mundo. Mucho antes de la llegada del COVID-19, otra pandemia se esparcía en todo el mundo: la violencia contra las mujeres. En el mundo, el 35 % de las mujeres han experimentado algún tipo de violencia física o sexual, en el mayor de los casos, por parte de su pareja. “Ya sea en el hogar, en la calle o en los conflictos armados, la violencia contra las mujeres y las niñas es una violación de los derechos humanos de proporciones pandémicas que ocurre en espacios públicos y privados (Naciones Unidas, 2022).

Diversos estudios han demostrado que la pandemia de COVID-19 también ha tenido un impacto negativo significativo en las científicas, afectando particularmente a las que se encuentran en las primeras etapas de su carrera. Ciertamente, la pandemia ha exacerbado aún más la brecha de género ya existente en la ciencia. Diversos análisis sugieren que las mujeres están publicando menos manuscritos e iniciando menos proyectos de investigación que sus colegas hombres durante la pandemia. El impacto mayor se lo han llevado las mujeres que tienen hijos. Alessandra Minello, estadística y demógrafa social de la Universidad de Florencia, Italia, publicó un artículo que señala cómo la pandemia elevará el "muro materno" que bloquea el avance de las mujeres en la academia, especialmente ante la constante presión que tienen académicos y académicas por publicar. Estas disparidades de género no se resuelven celebrando la labor de las mujeres en un solo día. Se requiere un cambio sistémico, mediante nuevas políticas, iniciativas y mecanismos de apoyo a las mujeres y las niñas en la ciencia.

Más allá de las problemáticas que han empeorado debido a la pandemia, esta crisis sanitaria mundial ha demostrado claramente el rol fundamental que las mujeres han tenido en la lucha contra la COVID-19. Desde el trabajo de doctoras, enfermeras y personal sanitario que trabajan en primera línea, hasta el ingenio de científicas y su papel fundamental en el avance del conocimiento sobre el coronavirus hasta el desarrollo de técnicas para las pruebas y la vacuna.

Por muchos años, los prejuicios y los estereotipos de género han mantenido a niñas y mujeres alejadas de la ciencia. A nivel mundial, la matrícula de estudiantes mujeres en el campo de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC) es de tan solo 3 %; en las áreas de ciencias naturales, matemáticas y estadísticas, 5 %; y en ingeniería, manufactura y construcción, solo el 8 % de los estudiantes son mujeres. Es evidente que, en pleno siglo XXI, la brecha de género en todos los ámbitos, particularmente en la participación de las mujeres en la generación de conocimiento científico, sigue siendo una tarea pendiente.

¿Por qué es importante continuar impulsando la participación de las mujeres y las niñas, sobre todo en este sector? Indudablemente la diversidad, tanto en la innovación como en la investigación, implica más talento, nuevas perspectivas y mayor creatividad en un sector que es determinante para el desarrollo sostenible. Para que un país pueda desarrollarse económicamente, socialmente, necesita tener una fuente de ciencia, tecnología e innovación, sólida e igualitaria, eso se logra desde que somos pequeños.


 
 

POST GALLERY